Cómo cuidar el jardín de la casa de la playa

¿Tienes una casa con jardín en la costa o cerca de ella? ¿O quizá te gustaría plantar un césped o unas bonitas plantas?  Si la respuesta es sí en cualquiera de las preguntas, necesitas saber que el césped necesita un cuidado especial en sitios muy cercanos a la playa.

Cuando se vive cerca del mar, o simplemente se dispone de una casa con jardín en la costa para disfrutar durante las vacaciones, es necesario saber que esa proximidad al océano puede afectar a las plantas. Para evitar estos efectos, basta con seleccionar aquellas especies de árboles, arbustos y flores más resistentes a estas condiciones y aportarles los cuidados pertinentes.

La sal, enemiga de las plantas

El mayor problema que tiene todo jardín cerca del mar es la sal que este contiene en su composición. El salitre del agua se deposita tanto en las plantas como en el suelo. El agua se pulveriza cuando rompen las olas en la playa, se desplaza con el viento y se posa en el primer obstáculo que se encuentra, que puede ser nuestro querido jardín. Si la fuerza del viento es muy fuerte y la arena de la playa es muy fina, junto a las gotitas de agua marina, viajan también granos de arena.

Si esto ocurre, las plantas más delicadas sufren las peores consecuencias, ya que, los granos de arena pueden dañarlas, el salitre obstruye sus poros y la tierra se ensucia con la sal marina, afectando al crecimiento de la planta. En consecuencia, los efectos que producen en la planta son similares a los problemas que puede tener si le faltara agua, aunque tenga de sobra. Además, la sal que no admite la planta, se acumula en la punta de las hojas quemándolas y dañando el conjunto.

Entonces, ¿cómo podemos hacer frente a esta situación? Para combatir esta situación sólo hay que tomar una serie de medidas con respecto a la tierra o el agua.

Soluciones para tener plantas cerca del mar

1. Elegir un terreno óptimo

Un terreno poroso es la solución idónea para que el salitre no se acumule en la tierra de nuestras plantas. Y es que, si se opta por una superficie arcillosa, hay que tener en cuenta que, debido la sal, se formará una costra en el suelo que afectará negativamente a la vida de las plantas.

Para el cultivo de macetas, aunque se puede usar tierra de tipo porosa, es más aconsejable utilizar un preparado para plantas que se puede conseguir en cualquier tienda especializada, este preparado asegura una buena penetración del agua en la planta.

Es importante destacar que la arena de la playa no debe utilizarse en ningún caso, porque además de estar prohibido por ley, las sales que contienen son muy perjudiciales para el jardín.

2. Regar de manera adecuada

Lo más indicado para regar es intentar recoger agua de lluvia. A pequeña escala, se pueden utilizar cubos y palanganas. También se puede aprovechar el agua de lluvia que cae sobre sus tejados y discurre por los canalones, conduciéndola a un depósito.  Debemos de saber que hay muchas ventajas entre el agua de lluvia y el riego que realizamos nosotros, y entre las más importantes se encuentran:

El agua de lluvia no tiene cloro, como sí lo tiene el agua potable.

También, al “golpear las gotas de lluvia sobre las hojas” éstas se limpian, arrastrando el polvo acumulado durante los días más calurosos y secos. ¡Es como si las propias plantas se duchasen!

Si la lluvia dura mucho tiempo, al filtrarse más profundamente el agua en la tierra, arrastra con ella a los nutrientes que se encuentran en las zonas más superficiales del terreno para acercarlo a las raíces más profundas.

Hay que tener especial atención con las plantas delicadas, tanto del jardín como interiores, ya que han de regarse con agua embotellada o de lluvia, nunca del mar. El método más recomendado para el riego es pulverizar el agua y mojar bien todas las partes verdes para limpiarlas del salitre que se acumula.

Para regar el jardín lo más cómodo es hacerlo con aspersores. Si se opta el riego por goteo, con el paso de los años, aparecerán problemas de acumulación de sal en los orificios de salida de los tubos y se tendrán que limpiar o sustituir por otros.

3. Escoger el césped adecuado

Quizá hayas escuchado que muchos céspedes son sensibles a la sal y viven mal en primera línea de playa o cerca de ella. Esto es cierto en parte, pero existen algunas especies que resisten mejor las condiciones adversas. Las más conocidas son las gramas, un césped rústico que consume menos agua y se siega con menos frecuencia, aunque las hojas del césped se tornan amarillas con las temperaturas bajas del invierno. Se recomienda sembrarlo a partir de primavera o plantarlo por esquejes. Destaca una variedad americana, llamada gramón americano, que tolera más la sal y apenas amarillean las hojas, aunque haga mucho frío.

Otra variedad, pero menos extendida, es la Zoysia japónica, un césped muy ornamental que también consume poca agua y se riega poco. En España, una de las más utilizadas en zonas costeras, como la del sur de Barcelona, es la llamada grameta de Sitges o grameta de Vilanova, una variedad que proporciona un gran volumen de césped del tipo normal y es muy resistente al agua.

4. Hacer frente al salitre

El mejor método para evitar la acumulación del salitre es la construcción de una barrera física en la que choque el viento marino para atrapar las partículas de sal. Es preferible que esta barrera sea permeable a totalmente opaca. Por ello, uno de los parapetos más utilizados es la valla con brezo seco, ya que amortigua la fuerza del viento con más efectividad que una pared porque hace que el viento cree un remolino detrás sin llegar a perjudicar la propia barrera.

Es importante destacar que cualquier seto vegetal creado con una planta resistente a la sal es igualmente efectivo. Tan sólo hay que fijarse en que la planta sea de hoja persistente y alcanzar cierta altura para proteger las plantas.

¿Cuáles son las plantas más resistentes?

¿Existen plantas que admitan mejor las condiciones costeras? La respuesta es sí. Además, como norma general, es importante no comprar plantas delicadas. ¿Y cómo se reconocen las plantas adecuadas sin tener mucha noción del tema? Un truco es fijarse en las de los vecinos y en las que crecen en los jardines de los alrededores, eligiendo la que mejor se adapte al gusto de cada uno. Lo más seguro es que se trate de palmeras, tamarindos, bellasombras… aunque saber su nombre es bastante difícil, por lo que conviene coger un tallo si se tienen dudas para consultarlo con algún especialista.

Desde SIAVER, recomendamos como los árboles y arbustos más adecuados para estar cerca del mar los siguientes: el ciprés, la morera, la palmera, el pino o el palmito. Otras plantas muy resistentes son el aloe, la artensia, todos los cactus, el geranio, el pitus o la yuca, entre otros.

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